«Vaya dos tontas llamándose Sépia&Calamar, vaya tontería más importante♥»

samedi 2 octobre 2010

Mi amiga Lisette.

Conocí a Lisette porque cualquier otra cosa habría sido una tontería. Simplemente tenía que ser mi amiga, y por ese motivo ocurrió. Sino nadie más llenaría ese vacío que se me hace en el estómago a las 22h de la noche, ahora que Miguel ya no está.
Me gusta acostarme pronto y pensar en cosas bonitas. Pero claro, todo tiene que ver con Miguel, y desde que se fue, ya no son ese tipo de cosas que se pueden pensar por las noches. No, porque entonces entra la nostalgia por la ventana y cualquiera la echa. Así que mejor pienso en Lisette. Y en lo divertida que es. Y en lo que le gusta reírse conmigo los días que llueve. Y los que no, también, claro. Ella es como un sueño que se hace realidad cada vez que tengo ganas de sonreír. Porque aparece cuando menos me lo espero. Pica a mi puerta con los nudillos y cuando la abro, aparta la cortina con una enorme sonrisa preguntándome si la acompaño a algún sitio o a ninguna parte. Y siempre cedo. Por supuesto, ¡si me muero de ganas!

Hoy nos ha pillado la lluvia de camino a ninguna parte. Por suerte, entre la cantidad de cosas inútiles que llevo en mi bolso, he encontrado un paraguas.
- Ven aquí cerquita hasta rozarme el hombro. Encógete, que debajo de mi paraguas de elefantitos cabemos las dos. - le he dicho.
Me ha hecho caso y nos ha entrado un ataque de ilusión. De esos tontos en los que cerramos los ojos con fuerza, sonreímos y hacemos un ruidito agudo mientras saltamos estúpidamente. Como siempre, hemos acabado riéndonos de nosotras mismas. De lo tontas que somos y podemos llegar a ser cuando estamos juntas. Entonces hemos llegado a una calle con un charco enorme.
- Quítate los zapatos. - me ha dicho.
Los hemos dejado en el borde y nos hemos puesto a saltar, como si fuéramos dos niñas inocentes que salen a la calle sin las botas de agua porque prefieren mojarse los pies. Una locura. Me ha contado que a ella le encantaba hacerlo cuando era pequeña. Que una vez salió a la calle, se empapó enterita, y al volver su madre le regañó porque se había mojado el vestido de cuadritos. Yo me he puesto a reír y le he mojado los pantalones tejanos. Y entonces me ha robado el paraguas y lo ha tirado fuera del charco para que me empapara con la lluvia. ¿Cómo era la canción? Se nos ha ido la olla por completo, y nos creíamos que estábamos cuerdos, es igual, si no lo entienden son ellos. Nosotros somos luz y ellos están ciegos.


Y ahora vuelven a ser las 22h. Me noto un vacío encajado en el pecho. Y me sobra que Miguel esté tan lejos.

Aucun commentaire:

Enregistrer un commentaire