«Vaya dos tontas llamándose Sépia&Calamar, vaya tontería más importante♥»

mercredi 20 octobre 2010

Nadando en un mar de lágrimas.

Llegó a casa con el frío metido en los huesos y las lágrimas en los ojos. Se quitó la chaqueta, y se fue directa para el lavabo. Y así, vestida, se metió en aquella bañera fría y vacía.

Abrió la puerta a todos aquellos recuerdos desgastados que llevaban tanto tiempo esperando salir. Y fueron pasando ante sus ojos como una película, uno detrás de otro.



Empezaron los más nuevos. Días calurosos en los que se ahogaba en aquella cocina mientras su abuela cocinaba a su lado. Distraída, olvidadiza. Y su abuelo sin camisa, que no soporta el aire acondicionado, en medio del pasillo con su tumbona de siempre. Y semana santa, y aquella casa llena de frío y de soledad que solo apaziguaban las visitas. Y los tres en el sofá, tapados con las enaguas de la mesilla.

- Niña, ¿ya tienes la maleta hecha?

- Sí, abuela.

- ¿Tienes ganas de irte?

- No, si por mi fuera ya sabes que me quedaría con vosotros, pero no puedo.

- Ea, ahora nos tiramos tres días mirando pa' tú habitación, esperando a que salgas.

- Si yo también os echo mucho de menos, abuelo.



Y otra tanda de recuerdos, de los que ya no están. Y la foto de aquella niña tan bonita en un marco redondo. Y aquél pelo rubio emmarcando unos ojos preciosos, y una sonrisa encantadora. Y bailes, y fiestas. Y llamadas de esperanza. Y el adiós.



Y ahora él. Él, con su sonrisa pegadiza. Él, con aquellos abrazos de oso. Él, con la bondad pintada en los ojos. Y la sorpresa. Y la ausencia.



Y más tarde, ellos. Los dos, de golpe. Una, llorando al ver pasar las procesiones. El otro, sin cariño, sin carícias. Ay, prenda mía. Y las navidades en su casa, convertida en infierno. Y el primer adiós, doloroso. Por ser el primero, por la rábia, por el dolor escondido tanto tiempo. Y el segundo, ausencia. Por el dolor de los demás, por el olor a muerte y a tristeza.



Y empieza a soñar. Como si se pudiese levantar de aquella bañera tal como entró. Y salir, y en el comedor estaba ella. La primera en irse. Y hablar con ella, consolarla para que no llore más. Lo más importante es que estás cono nosotros, abuela.



Pero no está. Ni ella, ni los demás. Y centra todas sus fuerzas en volver a cerrar aquella puerta, en meter todos aquellos recuerdos desgastados en una de aquellas pequeñas habitaciones de las que no puedan salir sin su consentimiento. Y abre los ojos, y se encuentra allí, en la bañera, nadando en un mar de lágrimas.

2 commentaires:

  1. - Ea, ahora nos tiramos tres días mirando pa' tú habitación, esperando a que salgas.


    Me encanta♥

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  2. M'encanta i tontament m'hi sento identificat.
    No deixis mai d'escriure Lidia. MAI EEH?!

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