«Vaya dos tontas llamándose Sépia&Calamar, vaya tontería más importante♥»

mardi 31 août 2010

Las niñas de pantalones amarillos.

- Me gustaría besarte ese lunar tan pequeñito que tienes en el labio. - le digo. Ella se muerde el labio y camina hacia mí. Lleva puestos esos pantalones amarillo pollo que tanto le resaltan la piel morena. Esos pantalones cortos que tantas veces le quitaría de un tirón. Se sienta delante mío, en el suelo, y cruza las piernas.
- ¿Cómo sabías que tengo un lunar ahí? - me mira con esa sonrisa que se le escapa siempre que sabe que la deseo - Yo la descubrí el otro día mientras me pintaba los labios de rojo frente al espejo.
- Las niñas de pantalones amarillos siempre tienen una, por eso lo sabía.
- ¿Niña? - su sonrisa intenta probocarme. Y lo consigue. Joder si lo consigue.
- Sí. Tansólo tienes quince años.
Se levanta. Se sacude el culo como si se hubiera manchado de arena. Lo que pasa es que no hay arena porque el suelo de la plaza está asfaltado. Pero cómo me gusta que se toque así. Qué vicio, Henar.
- Y tú tienes veintidós, ¿y qué?
- Pues que para mí eres una niña. Preciosa, pero una niña.
Pone los brazos en jarra. Su largo pelo negro le cae sobre los hombros, hasta el pecho. Me clava la mirada como si quisiera matarme. O comerme, no lo sé.
- Bueno, pues cuando dejes de pensar que podrías ser mi padre, hablamos de mi lunar en el labio. - deja de estar seria para dedicarme una carcajada de las suyas. - Y si te portas bien, hablaremos de mis pantalones amarillos

samedi 21 août 2010

Traviesa.

¿No conociste a mi amiga Lisette? Qué pena. Te hubiese encantado, os hubiérais llevado tan bien. Ella era una de esas mujeres únicas. Le encantaba meterse en su papel de niña traviesa e inocente. Y era caprichosa y soñadora a más no poder. Cuando la conocí, llevaba puestos aquellos pantalones azules que le quedaban tan grandes, pero que a la vez le hacían tan buen culo. Sí, como me gustaban esos pantalones.

Yo la trataba con el cariño y la ternura con la que se trata a las niñas pequeñas, y ella se dejaba querer. Una noche me la llevé a un sitio tranquilo, tan sólo para estar un par de horas juntos. Yo la acariciaba y la besaba, y ella me mordía como si eso no fuese a tener consecuencias. Yo le decía que parara porque me gustaba demasiado. Ella me obedecía, sonreía, y a los cinco minutos me pedía si podía seguir, con esa cara de niña viciosa que se le ponía siempre. Y yo cedía. No podía resistir a sus encantos.

La camisa larga de cuadros morados.

¿Sabes? Esta noche he dormido en un colchón, en el suelo, con mi hermana. Hacía demasiado tiempo que no dormía así. Y esta mañana, al levantarme, he desayunado un plátano, me he duchado y me he puesto el bañador nuevo y la camisa larga de cuadros morados. Me encanta usarla de vestido. Es como cuando en las películas, después de una noche de placer, la chica se despierta y se pone una camisa del chico. Y anda por la casa en bragas y camisa como si fuese lo más normal del mundo. Yo, como todavía no he tenido la oportunidad de imitar a la chica, me compré en el mercao hace tiempo la camisa larga de cuadros morados. Así, cuando me apetece, me la pongo con el bañador debajo, por eso de no ir enseñando las bragas, y me paseo por casa. Vaya tontería, pensarás. Pues sí, pero es de esas cosas que te hacen sentir la mujer más feliz del mundo.

mardi 17 août 2010

Te pertenece.

- Shht, no llores más, pequeña. Gasta sonrisas y no te mojes con lágrimas, que cuesta mucho lavar la tristeza de la ropa, y no creo que te guste llevar una mancha como esa en este precioso vestido morado. Después te quejarías si se descoloriera. Pero debes entender que no puedo dejar rastro de tus penas. Tengo la obligación de deshacerme de ellas si tú no puedes hacerlo. Y claro que no puedes, todavía eres pequeña. Tienes que ser fuerte, pero niña, conserva esos ojos inocentes tan bonitos que tienes. Sólo aprende a desafiar con ellos, pero cuando crezcas. Ahora tu dulce mirada gana todas las partidas. Después las guardarás en una cajita de música que te regaló tu tía. Sí, aquella de la bailarina que tantas veces le has dado cuerda mientras tus ojos manchan el vestido morado que llevas puesto. Y allí permanecerán hasta que tú lo digas. No, no vas a quedarte sin mirada, cielo. Usarás miradas de niña grande para conseguir lo que quieras. Serás caprichosa, como tu madre. Con esos ojos tan preciosos, no necesitarás dominar demasiado tus actos. Ten cuidado, eso sí, pero diviértete, niña. Y no llores más, Brigitte, que se te ponen los mofletes colorados y echamos de menos tu sonrisa.


Camping-paraíso 2010.

lundi 16 août 2010

TODO SALDRÁ BIEN.

¿Sabes? Mi amiga Tina odia que los chicos la llamen princesa. Dice que todas somos princesas. También va a hacer un año dijo una de sus frases célebres: “Si un hombre no me quiere en el momento, no me quiere nunca”. Bueno, es que mi amiga Tina es única.
A mi me hace mucha gracia eso de las princesas. De todas formas, nadie sabría definir como tiene que ser una princesa, aunque todo el mundo sabe criticarlas. A veces me pregunto si yo sería una buena princesa. Y luego me río yo sola, y me recuerdo a mi misma que ni siquiera de niña he soñado con casarme con un principe. Ni tampoco lo he buscado. No creo que queden, se habrán extinguido. Y me viene a la mente aquello de “¿Tú no usas de eso, no?”. Y vuelvo a sonreir. Vale, sí, yo me tiro todo el día sonriendo. A los demás les parece gracioso, y a mi amiga Judit le encanta. Siempre me ha demostrado que adora mi sonrisa. También me han preguntado a veces por qué me tiro todo el día sonriendo, pero entonces me dan ganas de preguntar, ¿y por qué no?. Aunque prefiero encogerme de hombros y hacerme la tonta, que es otra cosa que se me de bastante bien. Puede que los pesimistas, como mi amiga Anna Aguilera, me hicieran una lista de mil y una razones de por qué no sonreir. Y sé que tampoco tendrían que irse muy lejos de mi realidad. Pero también sé que yo podría hacerte ahora mismo otra lista igual o mejor de cosas por las que sonreir. Es mi manera de darle las gracias al mundo, y esperar que él también me sonría. Es como cuando digo que todo saldrá bien, y mi amiga Cris se ríe de mí porque dice que yo siempre consuelo a la gente con la misma excusa, aunque no sepa ni por qué lloran. Pero puede que no se necesite saber el por qué, si de todas formas yo sé que tarde o temprano, al final, TODO SALDRÁ BIEN.

mardi 3 août 2010

3 de agosto.

Sabes qué pasa, pequeña, si cierras los ojos? Que puedes soñar. Y todos sabemos lo divertido que es eso. Correr sin frenos. Saltar al vacío. Volar. Sentirse libre. No tocar el suelo. Estar aferrada al aire. Dejarse llevar por el viento. Y no aterrizar nunca.La realidad no está echa para tí, pequeña. Sigue soñando, diviértete. Que yo subiré siempre que me necesites.