«Vaya dos tontas llamándose Sépia&Calamar, vaya tontería más importante♥»

jeudi 27 mai 2010

Esa sensación.

29/11/2009.
Me he despertado y he pensado en el largo día que me esperaba. Mientras desayunaba he hecho un repaso del día anterior, siempre lo hago. He sonreído al recordar algunos momentos, y me he preguntado como les habrá ido a alguns amigs. He sentido aquella sensación. He recogido el desayuno, he ordenado mi habitación/leonera y me he conectado. He visto una publicación en mi muro, he hablado con una gran amiga. He sentido aquella sensación. Me he despedido, he llamado a otra gran amiga. Le he dicho que nos veríamos más tarde, le ha hecho una ilusión impresionante. He sentido aquella sensación. Me he duchado, arreglado y me he ido. All llegar a aquél sitio, he sentido aquella sensación. He vuelto a casa, he comido y ahora estoy escribiendo esto, sintiendo aquella sensación otra vez, cuando tendría que estar haciendo un trabajo y un dossier de historia.


- ¿Cuál es esa sensación?
- La de AMISTAD.

http://www.fotolog.com/ifeelgoodtonight/27268143



Suena el despertador. Otra vez es miércoles. O martes. O jueves. No lo sé, mi consciente todavía duerme. Diez minutos más, y al final se me hace tarde. Pongo los pies sobre el frío suelo y camino hacia el lavabo. Tengo el pelo despeinado, los ojos achinados y los labios inflados. Casi no me reconozco ante el espejo. De repente me miro de arriba a bajo. Llevo puesto unos pantalones cortos a rallas. Esa sensación. Me meto en la ducha. Abro el champú. Esa sensación. Me escurro el pelo con las manos y me envuelvo entre una toalla azul. Esa sensación. Abro el armario y veo una camiseta de tirantes negra, con dibujos verdes y lilas. Esa sensación. Pero no me la pongo, busco algo más normal, algo para ir al instituto. Me visto con lo primero que pillo. Me dirijo a la cocina a desayunar. Abro la nevera. Hay yogurt de kiwi. Esa sensación. Prefiero uno de plátano. Al acabar meto la cucharilla en el lavavajillas y el envase en la bolsa de los plásticos. Miro la hora: las ocho menos cuarto. Agarro el bocadillo con fuerza y derrapo por el pasillo hasta llegar a mi habitación. Me preparo la mochila. Meto la mano en mi joyero y cojo un anillo. No tiene color, pero tiene todos los colores. Esa sensación. Me he equivocado. Vuelvo a meter la mano y saco uno de coco, negro. Me pongo unas sandálias negras. Esa sensación. Me cuelgo la mochila de la espalda y salgo con prisas. Hay un Calamar esperándome en la puerta. Esa sensación. Subo con ella hasta que suena una de las melodías que compuso Beethoven para Elise. Me meto en mi pasillo y entro en clase. Monotonía. Gritos. Risas. Quejas. Sorpresas. Comentarios. Esa sensación. Hace calor. Esa sensación. Me quedo empanada. Esa sensación. Vuelve a sonar el timbre. Más clases. La hora del patio. Hago una visita al pasillo de tercero, para sonreír un rato. Esa sensación. Dejo que pase media hora para volver a la rutina. Estudiar y más estudiar. El sol entra por la ventana. Por fin la una y media. Bajo rápido. El sol me alumbra la cara. Esa sensación. Saludo a mi hermana y a mi madre. Llega mi padre. Me conecto al Facebook. Esa sensación. Hago la cama, recojo la habitación. Vuelvo al instituto. Me paso la hora de Castellano empanada y escribiendo. Esa sensación. Suena el timbre. Julieta me espera y vamos juntas a Tecnología. Deja la agenda abierta sobre la mesa. El día 22 está cerca. Esa sensación. Llego a casa. Estoy cansada.



Pero como siempre, una voz escrita, me anima en cualquier situación. La que elimina esa sensación de mis noches.
Mis noches no son para ti.




Olvídalo.

mardi 25 mai 2010

JB♥




- Muérete, gracias.

- ¿Como puedes desearle a una persona la muerte? Qué cruel.

- No se la deseo, se lo ordeno. Yo soy la que manda, ¿recuerdas?

- No me había olvidado, pero es cruel. Aunque en esta vida hay que serlo. Echémosle veneno al te. Él tambén está loco, seguro que se sienta con nosotras en la mesa y canta su último feliz no cumpleaños. O sino podemos ordenar: ¡que le corten la cabeza! O echárselo a nuestro querido Galimatazo, para que juegue un ratito con él, su último juego. ¿Y si lo echamos a patadas de nuestro País de las Maravillas? Pocos sobreviven en el mundo real, será una muerte lenta y dolorosa, ya lo verás.

(Se oye una risa malvada que te pone los pelos de punta.)

jeudi 20 mai 2010

Whisky Canadiense.

- Camarera, ¡otro whiskey!
Estaba completamente enamorado de ella. Su forma de correr de un lado a otro de la barra, lo volvía loco. Su inquietud mientras llenaba una cerveza dejándola al punto exacto de espuma, lo perdía. Su mirada perdida mientras secaba los vasos de tubo, lo desconcertaba. Sus piernas, dignas de una princesa. Pelo negro como el carbón. Labios rojizos.
- Aquí tiene.
- ¿Es canadiense?
- No.
Se mojó un poco los labios.
- Sí, lo es. – rectificó él. – He pedido un Whiskey normal, un americano.
- Eh… sí, perdone. Me habré confundido.
Por primera vez la notó nerviosa, no estresada. Escondía algo. Esa mirada de inseguridad no la había visto otras noches.
Era un bar de copas pequeño, con música de ambiente y cuatro borrachos intentando ahogar sus penas. Él nunca había sido así, incluso sabía que aquel sitio no era para él. Pero ella…
- Ya está. Esto sí que es Whiskey americano. Perdóneme por el error, es tarde y ya no sé ni lo que sirvo. - Apoyó el codo en la barra y suspiró. – Tampoco hay demasiada gente porque es lunes. Tenía que haber visto cómo estaba esto ayer. Cerramos tardísimo y esta mañana…
Se dio cuenta de que se había sentado en un taburete que había en el interior de la barra y que estaba contándole su vida a un desconocido. Ni siquiera acabó la frase. Se levantó.
- ¡Hermosura! ¡Sírvenos dos cervezas bien frías a mi amigo y a mí!
El hombre de la camisa blanca que se sentaba en la esquina de la barra, la miraba. La miraba como siempre, enamorado. Pero su corazón se había acelerado, jamás había mantenido una conversación con ella. Ahora sonreía, esperando a que volviera a sentarse en el taburete después de servir las cervezas.
Pero no lo hizo. Es cierto que no tenía muchos clientes, pero no paraba quieta. Limpiaba vasos, los secaba, los guardaba, colocaba bien las botellas, limpiaba los estantes. Parecía que hacía lo posible para no volver a sentarse en aquel taburete.
El chico acabó desanimándose. Dejó el dinero sobre la barra, no se molestó en llamarla, no quería molestar. Se sintió observado al cruzar la puerta, pues ella lo estaba mirando.
Y pasaron días, semanas. Alguna que otra noche, volvía a dejarse caer por aquel bar. Y pedía lo de siempre, un Whiskey americano. Ella le servía uno canadiense, pero él ya no se molestaba en quejarse. No había vuelto a ver su mirada. No le había vuelto a dirigir ninguna desde aquél lunes.
Pero una noche se armó de valor. Aquél día hablaría con ella. No aguantaba más. Necesitaba conocerla. Llevaba muchas noches sin soñar por la falta de su mirar.
- Perdona, ¿me sirves un Whiskey?
Sin mirarle a los ojos pero haciendo un gesto conforme lo había oído se acercó a la estantería y cogió la botella de Whisky canadiense. Él se hizo el despistado, y cuando se lo sirvió, le preguntó:
- ¿Es canadiense?
- No.
Se mojó un poco los labios.
- Sí, lo es. – rectificó él. – ¿Por qué siempre me miente?
- Lo siento. Me habré vuelto a equivocar.
La chica se disponía a llevarse el vaso cuando él la agarró de la mano. De un golpe seco se miraron a los ojos.
- Estoy un poco mareada.
- Quizá es el ambiente. Hay muchísimo humo.
- No, no es eso. Es que mirando tus ojos me he olvidado de respirar.
No podía creerse lo que estaba oyendo. La mujer de sus sueños también se había fijado en él. Se puso rojo y queriendo romper el momento de tensión soltó:
- ¿Qué te pasó aquél lunes?
- Que me puse nerviosa. – apartó la mirada, avergonzada.
- Y ¿por qué siempre me sirves Whisky canadiense y después me lo niegas?
- Por que es más suave. Estoy harta de mantener conversaciones con borrachos. Así son todas mis noches: “¡Guapa! ¡Una cerveza bien fresquita, no me la calientes por el camino! ¡Lo que te haría yo…! ¡Qué guapa eres, coño!”. Odio que me traten así, es tan vulgar… Y no sé, pensé que tú… Por eso siempre te servía otro whisky, para que me hablaras, soy muy vergonzosa. Además, mi jefe no me deja mantener conversaciones con los clientes. Dice que debo ser discreta. Lo siento.
- ¡Pues menudo gilipollas!
- Sí. Pero es lo que hay. Y cada día, al llegar la noche, tenía la esperanza de verte. Cuando no venías, la noche pasaba lenta. Y cuándo venías, más lenta todavía: quería hablarte pero no sabía cómo.
- Yo venía por ti.
- ¿Cómo has tenido tanta paciencia?
- Porque llevo desde el primer día, fijándome en una cosa que tienes aquí en la comisura del labio.
Ella, inocente, se tapó la boca.
- ¿Qué tengo?
Él le apartó la mano y le rozó el labio inferior con la yema del pulgar.
- ¿Ya? – preguntó ella.
- No, espera.
Se acercó a ella y la besó.


Dedicado a mi Lidia, porque llevo todo el santo día pensando en ella.
Me encanta el texto. Me encanta el Whisky. Me encantas tú:)




Vete y no vuelvas. Estás molestando, como desde que se fue el verano.

Antes los olvidamos, antes vuelven a molestar. ¿Sabes? Creo que lo mejor será aprender a vivir con ello, en lugar de intentar olvidarlo. O puede que no.

jeudi 13 mai 2010

Muchedad.

Calamar, no has perdido tu Muchedad, te la has dejado olvidada en algun rincón. Yo te ayudaré a buscarla, pero puede que cuando menos te lo esperes la encontremos. Como pasa siempre, con todo.


¿Sabes? La Poquedad no sirve para nada. A ésta sí que hay que abandonarla en un rincón (y atarla con cadenas, que no quiero que vuelva).

mardi 11 mai 2010

3 de ♥'s.

La canción más bonita que hayas podido escuchar en francés, suena. Me miras desafiante y pones un 3 de corazones sobre la mesa. Y te ríes, majareta. Entonces dejo caer el As de corazones. Esta no te la esperabas, y tu sonrisa se convierte en unos labios apretados y una mirada achinada. Acabo de llevarme tu Reina de corazones.
- Sombrerero, creía que sabías jugar mejor al Póker.

El tercer jugador sale de su rincón, coge al Sombrerero y lo pone dentro de su sombrero, lo tira por la ventana y te mira fijamente.
Odia perder.
Cambia de canción demostrando que la canción anterior no era la más bonita, era la siguiente. ¿O era el momento?
Coge el 3 de corazones y se lo guarda en un bolsillo, del mismo saca una rosa y la muerde con la boca.
Te alarga la mano. ¿Quieres bailar? Sí, si quieres....
Empezamos a bailar olvidando la partida anterior a un rincón oscuro de la habitación.
Empieza el vals, mueves las piernas. Todo ha cambiado, vestimos diferente.
Tú con un vestido largo, rojo y perfecto y el tercer jugador con una americana y una camisa blanca sin corbata.
En un paso especial del vals te quedas sujeta a los brazos del tercer jugador y este, con la rosa en la boca se acerca a tus labios.


Despiertas en otra habitación, huele a zumo de naranja, las sábanas son tan finas...
Tranquila, es sábado, no vas al instituto hoy.
¿Todo ha sido un sueño? -te preguntas.
Al levantar la cabeza ves una carta arrugada entre los cojines, es un 3 de corazones.
Escuchas el ruido de la ducha.
El tercer jugador te espera.


Me levanto con rapidez y me miro en el espejo de la entrada. Tengo el pintalabios rojo corrido por la comisura de los labios, mi vestido rojo arrugado huele a ti. La ducha deja de sonar y me asomo al pasillo. La puerta del lavabo se abre, y de la derecha sale un tipo perfecto, con la toalla liada a la cintura.
- Cariño, ¿ya te has despertado?
Pero yo no te contesto.
Lo siento, hay algo que me corta la respiración.
No puedo, me ahogo.
Dejo de mirarte.
Miro al suelo por un instante y vuelvo a intentarlo.
Te miro.
Siento que me brillan los ojos.
Y te digo: Gracias por hacerme tan feliz.

lundi 3 mai 2010

Arreglos temporales.

Adiós Mayo.
Adiós primera mitad de Noviembre y últimos 15 días de Octubre.
Adiós a las dichas: Pel maig cada dia un raig.
Estáis eliminados. Para siempre.
No queremos lluvia, queremos sol.
Que nuestro mar ya está lleno, no necesita más agua.
Necesita sol y verano, joder.