- Ayer me pasé la tarde sentada en el sofá, frente el televisor. Pero no vi nada. Estuve comiéndome la olla. He tomado una decisión.
- ¿Sí? - suspiró. - Bueno, creo que es la primera vez que te sirve de algo rallarte, ¿no? A ver, dime.
- Voy a ser feliz. Afrontaré las consecuencias de lo que haga. Saldré de los problemas igual que entré. Y me tatuaré una sonrisa en la cara. Voy a vivir la vida, a disfrutarla... ¿me acompañas?
Te acompaño encantada.
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