«Vaya dos tontas llamándose Sépia&Calamar, vaya tontería más importante♥»

vendredi 12 novembre 2010

En mi corazón, un concierto de Rock'n'roll.

- Ven aquí niña pecosa. – susurras - Tengo ganas de darte un achuchón.
Me agarras de la mano por debajo de las sábanas y me acercas a ti. Estás ardiendo, y al rozarnos, me da un repelús. Me besas la frente y me acurruco entre tus brazos.


Me has llevado a tu casa, y yo con el ruido de las llaves encajándose en la cerradura del portal, ya estaba nerviosa. Hemos subido las escaleras con prisas, tercero B. Me has pedido que te esperara en la puerta y te he oído trastear por casa. Muebles. Puertas. Luces parpadeantes. Des de dentro, te he escuchado cederme el paso. A oscuras. Que siguiera recto hasta chocar con una puerta, la abriera y me sentara sobre el sofá que habría a mi derecha. Un poco torpe, te he hecho caso.
Y sentada en el sofá, con las piernas encogidas, te he notado muy cerca. Pero todavía trasteabas algo.
- Ponte cómoda, nena.
Se me ha escapado la sonrisa, pero no me he movido. Te he visto, en sombras, cómo te colocabas de espaldas.
- Cuando quieras, enciende la lamparita que hay a tu izquierda. Princesa.
He alargado el brazo y le he dado al interruptor. Una luz tenue se ha ido encendiendo a poco a poco, mostrándome tu cuerpo de espaldas y parte del comedor. Y a la vez, una música sensual. Te has empezado a mover al compás de la música. Una camisa blanca con las mangas dobladas hasta el codo y unos pantalones de pitillo tejanos, no demasiado ajustados. Zapatos negros. Lentamente te has ido girando. Una corbata azul te rodeaba el cuello. Y tu mirada envenenada, colapsándome el pensamiento. Has empezado a acercarte a mí, seductoramente, desatándote el nudo de la corbata. La has dejado abierta en tu cuello, la has rozado por la nuca un par de veces y la has dejado caer al suelo. He sonreído y he cruzado las piernas. Te has mordido el labio y has ido desabrochándote la camisa. Cuando se te han acabado los botones, te has puesto de espaldas y You can leave your hat on. La camisa se ha ido deslizando por tu musculosa espalda morena. Te has quedado con ella en la mano y me has hecho una sonrisa de esas que me matan, restregándote la camisa por el pecho. Has caminado hacia atrás y me la has tirado. Yo la he agarrado. Dios, olía tan bien. Has vuelto a ponerte de espaldas, te has puesto las manos en los bolsillos traseros. El cinturón marrón, fuera, sensualmente. Lo has dejado caer. Los cordones de los zapatos. Y el pantalón, aunque con un movimiento un pelín más patoso, pero no menos excitante, también ha ido al suelo. Has agarrado la silla que tenías más cerca y te has sentado. Quitándote los calcetines, levantándome una ceja, como si fuera la cosa más erótica del mundo. Y me he puesto a reír, por tu cara, por tu pose, por mis ganas tontas de levantarme y quitarte lo que te queda de ropa. Te has pasado la mano por el pelo, alborotándotelo, y acabando la canción, has venido a besarme mientras apagabas la luz.


- ¿Tienes frío? ¿Quieres que traiga otra manta?
- Estoy perfectamente, Andrés, cariño. No te preocupes. Sólo te pido que no me sueltes en toda la noche.
Y por fin, mis ojos cerrados, imaginando un cielo infinitamente alto. Mi nariz, respirándote. Mis manos, una entrelazada con la tuya y la otra acariciando tu cintura. Mi pecho pegado a tus costillas. Mi pierna sobre las tuyas. En mi corazón, un concierto de Rock'n'roll. En mi espalda, dos alas. Y mi boca, aferrada a tus labios.

Aucun commentaire:

Enregistrer un commentaire